EL PARALELO SERENO
El
18 de noviembre de 2017 celebré una fantástica acción en The Closet Club, Madrid. Escribí varios textos para publicitar el
evento entre los seres humanos. EL PARALELO SERENO y NITROMANILA son
dos de ellos, pero el resultado de ambos me gustó lo bastante como
para ponerlos aparte. Los otros 6, en mi humilde opinión androide más modestos, están al final de este blog bajo el epígrafe 18N.
Hace un par de semanas humanoides recibí una misteriosa llamada que me citaba en la nebulosa del Dédalo. “Tengo información confidencial sobre el ALF.”, decía la voz en el contestador. Se refería a la piedra filosofal que llevo siglos persiguiendo, la mítica Askatasuna Libertaris Felizidanka.
Me
extrañó la llamada… una voz proveniente de las lunas de Saturno,
una zona desde hace tiempo deshabitada. Si no me hubiera hablado del
ALF nunca habría acudido. Pero me habló del ALF, y esa misma tarde
cargué de combustible nitrógeno mi nave interplanetaria y alisté
mi traje espacial.
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A
la mañana siguiente, temprano, me dispuse a cruzar la galaxia camino
a la nebulosa del Dédalo. Entré en el paralelo Sereno, tan
tranquilo siempre al atardecer, y dirigí mi nave interplanetaria a
través de los desfiladeros de la Lambada. Tras una hora de plácida
navegación, una repentina oleada de viento se cruzó en mi camino y
me hizo perder el rumbo durante unos minutos. Ajusté la brújula
sideral, conecté el tubo de red y fijé los ojos en la tormenta que
se avecinaba. No parecía peligrosa, pero el fino y blanco polvo que
arrastraban los fuertes golpes de viento era diferente a lo habitual,
se pegaba en las aristas de la nave, cubría con su niebla opaca la
superficie del cristal de la cabina y se aglutinaba en la punta de
las antenas formando pequeñas rocas que las doblaban por el peso.
Las
antenas empezaron a recibir las señales con dificultad y el rumbo de
la nave se hizo vacilante. Me asusté. Me asusté de verdad, nunca
había visto nada parecido. Detuve la nave en un recodo del Sereno,
me acoplé los circuitos de respiración asistida y abrí la
escotilla de salida. Una densa nube me envolvió. Sus incontables
partículas se movían sin cesar, me golpeaban la cara, los brazos,
las rodillas y los tobillos, me hicieron perder el equilibrio y
finalmente caí al suelo, espesamente cubierto de esta materia
blanquecina que parecía surgir de la nada y multiplicarse sin fin en
el espacio.
Pensé
en volver a la nave de inmediato, me giré y ante mi asombro y mi
miedo, porque a esas alturas un miedo con forma de mano negra y fría
iba trepando por mis piernas y ya apretaba mi estómago, me lo
estrujaba y yo estaba acojonao, lo que se dice acojonado perdido y no
veía mi nave, no estaba, o sí, estaría ahí pero yo no la veía
entre tanta niebla y tanto viento y tanta hostia, quién me manda
bajarme de la nave, como si así pudiera solucionar algo, y quién me
manda salir a verificar una supuesta información que me da un ser
anónimo, probablemente falsa, inventada, producto del delirio que
muy a menudo produce la continua búsqueda de quimeras y la muy
contaminada y venenosa atmósfera que envuelve Saturno en un halo de
desolación y misterio.
Una
ráfaga me empujó de frente y caí de espaldas sobre la nieve, el
miedo y la angustia me invadían por completo. Seguía sin ver mi
nave. Agarré el nitrodetector pero mis dedos estaban demasiado fríos
para accionarlo con precisión. La densa y blanca nieve seguía
posándose sobre mi cuerpo, segundo a segundo iba cubriendo mi piel
laminada y mis circuitos biónicos. Encendí mi linterna y un
poderoso foco de cien mil lúmenes rojos capaces de atravesar
cualquier atmósfera se abrieron paso a través de la tormenta y
entonces sí, entonces ahí, a lo lejos o lo que parecía lejos a
través de esa niebla diabólica vi mi nave, ahí seguía, qué
bonita era, más bonita que nunca. Qué maravilla. Casi me echo a
llorar.
Fue
entonces cuando escuché una voz en el espacio, una voz que
atravesaba la nieve, la niebla y el viento enmarañado, una voz que
venía de muy lejos y retumbaba en el espacio. Una voz exaltada e
imperiosa que dijo: “¿Quieres
información sobre el ALF? ¡¡¿Quieres información sobre el ALF?!!
Pues aquí la tienes Nitrolelo. La Humanidad no está para piedras
filosofales, lo que necesitan es esperanza, lo que necesitan es unas
elecciones planetarias. ¡Vota Nitrofoska! ¡¡VOTA NITROFOSKA!!
¡Máquinas políticas de confianza! ¡Androides con fundamento! O si
no atente a las consecuencias, serán terribles, devastadoras, no
solo para ti, que morirás pronto por inepto y capullo, sino para
toda la Humanidad.”
Joder,
pensé, pero si Nitrofoska soy yo. Si el candidato de Nitrofoska
Androides soy yo mismo. Creo que al jefe de campaña que ha
contratado el Androide Supremo se le ha ido el meteorito por
completo. Voy a tener que hablar seriamente con él. Bueno, si
consigo salir de aquí. Vaya día.
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©
Max Nitrofoska
© Fotos biónicas: Maryge Rosado
© Arte sideral: Kristina Olano KRISPO